Descripción
El objetivo principal de este pequeño libro es el de introducir al lector en el tema de la ecología de los microorganismos en los aspectos que se vinculan con las reacciones químicas que transfieren electrones $e-$, es decir, las reacciones químicas de reducción oxidación $abreviado redox$. Esta área de la biología presenta un espectacular desarrollo en los últimos años, y sus derivaciones fundamentales básicas o aplicadas invaden casi todos los campos del estudio de lo viviente: la sustentabilidad de los bisistemas, la salud animal y humana o la contaminación de la biosfera por acción antrópica.
La ecología microbiana tiene por objeto el estudio de las interrelaciones entre los microorganismos y los componentes del ecosistema donde ellos viven. Un ecosistema es el sistema limitado en el espacio, constituido por el conjunto de comunidades de seres vivientes que allí se encuentran y por el conjunto de condiciones energéticas, físicas, químicas y biológicas que imperan en la proximidad inmediata de estos. En este libro, se jerarquiza la relación entre los microorganismos y las reacciones redox en los ecosistemas. La razón para establecer esta jerarquía se basa en dos hechos importantes.
Por una parte, la disponibilidad y modalidad de transferencia de e- es una de las variables mayores que define las características y la diversidad en la química y la bioquímica de los sistemas vivientes. Por otra parte, los microorganismos son probablemente el factor más importante que influye sobre el status redox en ecosistemas, es decir, PRÓLOGO que influyen sobre el conjunto de circunstancias y condiciones particulares que regulan el estado redox, que es la variable que define, para un sistema dado, tanto la disponibilidad de e- $factor de capacidad redox$ como el sentido en que esa cantidad de e- se va a mover en el sistema $factor de intensidad o potencial redox$. Un libro pequeño tiene que ser selectivo.
Cumplir con este requisito es particularmente complicado en el caso que me ocupa, ya que debo vincular aspectos de disciplinas cuyas gigantescas bases conceptuales observan desafiantes y escépticas la evolución de los acontecimientos. No obstante, me planteé afrontar el riesgo de manera relativamente simple. He utilizado la misma estrategia de exposición que he empleado durante bastantes años en cursos de grado y de postgrado para desarrollar los aspectos teóricos básicos de la química redox, tratando de reducir el lenguaje matemático al mínimo indispensable. Como en esas ocasiones, siempre he tratado de presentar las nociones básicas utilizando abordajes explicativos por sobre los descriptivos, de manera que las interrelaciones a nivel sistémico surjan casi naturalmente.
Con independencia del carácter intelectualmente estimulante que para mí tiene este procedimiento, creo que sin duda permite hacer vinculaciones directas con los estudios experimentales, tanto a nivel de la batería de herramientas analíticas disponibles para obtener información en este campo del conocimiento, como así también para desarrollar y estimular la capacidad para generar modelos conceptuales explicativos del funcionamiento de los sistemas naturales.
Las referencias bibliográficas, referencias a otros lugares del libro, y los comentarios complementarios o ampliatorios aparecen al pie de página. La idea principal es que el lector tenga acceso rápido a las fuentes o a los temas conexos. Y otra idea es que, como dice Umberto Eco, las notas al pie de página, entre otras cosas, sirven para pagar las deudas con un autor de quien empleamos una idea o una información. Por fin, quiero agregar que siempre sentí predilección por los libros pequeños. Además, probablemente fueron libros pequeños los que más me impactaron. En relación con los temas químicos, no olvidaré nunca el brutal efecto que produjo en mi cabeza joven, la lectura de ¿Qué es la vida? De Edwin Schödinger o Lunivers des sept élements de M Vassiliev y K Stanioukovitch.
Un poco más tarde, por la misma cuestión de la predilección y del impacto, empezó a acompañarme por todas partes un librito de tapa dura, Termodinámica química, de DH Everett. Tengo un reconocimiento muy grande hacia las personas que guiaron mis inquietudes iniciales, Aníbal Merzari $$ $Universidad de Buenos Aires$, Nélida Giambiaggi $Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria$, Lillian Frioni $Universidad de la República, Uruguay$, Rodolfo Puche $Universidad Nacional de Rosario$, y no tan iniciales, Gabriel Favelukes $Universidad Nacional de La Plata$ y Ramón Rosell $Universidad Nacional del Sur$. Tengo una deuda muy importante con mis maestros y colegas del CNRS y de la Universidad de Nancy $Francia$, especialmente con Yvon Dommergues $$, que dirigió junto con Jacques Balandreau mis primeros pasos en el espectacular mundo de los escenarios microbianos naturales y con Lucile Jocteur Monrozier, cuyas opiniones y trabajos sobre la química del nitrógeno y del carbono orgánico en los ambientes microbianos me influyeron y me influyen profundamente. También tengo una considerable deuda con mis amigos y colega Robert Lensi, Chantal Lescure y Bernard Montuelle, con quienes compartí muchos momentos extraordinarios, tanto en el Laboratoire dEcologie Microbienne, URA – CNRS, en la Université Claude Bernard – Lyon 1, como en el Laboratoire d´Eco – Dynamique des Sédiments, en el Cemagref de Lyon, y también con Thierry Heulin $Laboratoire dEcologie de la Rhizosphere, CEA, Cadarache$ y con Hélène Cérémonie $Laboratoire Ampère, CNRS – UMR, Ecole Centrale de Lyon, Ecully$. Mis palabras finales son para agradecer profundamente a quienes me acompañaron desde el principio en el Laboratorio de Química Biológica de la FCV, Universidad Nacional de Rosario, Hugo Faienza $a quien especialmente agradezco su disponibilidad, sus valiosos comentarios sobre la enseñanza de la química redox y sus sagaces sugerencias sobre este texto$, Victor Cortés, Ana Smacchia, Elda Perotti. Ellos y los que siguieron y la CIC-CIUNR1 hicieron posible este pequeño libro.
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