Descripción
A menudo la tarea de resolver problemas es entendida por los alumnos como algo superfluo y tedioso. En el fondo de este sentimiento está la creencia de que estudiando únicamente la parte teórica puede alcanzarse una comprensión profunda de una materia. Nada más lejos de la realidad.
Si bien el estudio de los fundamentos teóricos resulta imprescindible, no es menos cierto que la realización de ejercicios y problemas constituye el pilar básico sobre el que afianzar dichos conocimientos, a la vez que abre un sinfín de posibilidades para matizar lo aprendido, aplicándolo a diversas situaciones. Es más, estamos convencidos de que difícilmente la parte teórica de cualquier materia puede llegar a comprenderse en toda su magnitud, sin la realización de problemas o ejercicios, capaces de desentrañar las distintas facetas escondidas en frases sueltas, en palabras aisladas, que solo entonces adquieren su verdadero significado.
Es por esta razón que en la redacción del libro de texto «Ciencia e Ingeniería de los Materiales» no hemos escatimado espacio para la inclusión de un buen número de ejercicios resueltos.
Por la misma razón, deseamos que también esté disponible para el docente la resolución de la extensa colección de problemas propuestos al final de cada capítulo, y por ello nos hemos embarcado en la tarea de esta nueva publicación.
Los autores han intentado hacer una resolución detallada de los problemas, sin dar saltos al vacío, aunque ello hubiera sido posible teniendo en cuenta que el material de este libro está destinado a nuestros colegas profesores. Han preferido resolverlos con todo lujo de detalles, tal y como el docente suele explicárselos a sus alumnos.
Y en esa tarea consideramos imprescindible una serie de puntos que han tenido muy presentes a la hora de redactar este documento, y que deberían grabarse a fuego en la mente de los alumnos. Esta especie de liturgia nos indica que para resolver correctamente un problema conviene:
$1$ leer reflexivamente el enunciado, $2$ trazar mentalmente el camino a seguir para la resolución, $3$ tratar de encontrar las expresiones matemáticas de partida, $4$ operar algebraicamente $o a veces, hacer uso del cálculo infinitesimal o integral$ con las expresiones de partida para llegar a una expresión final, $5$ sustituir los valores numéricos proporcionados por el enunciado en dicha expresión final, incluyendo en los cálculos las unidades de las distintas magnitudes, y $6$ continuar hasta completar la resolución del problema y lograr el valor o expresión pedido.
Somos conscientes que, a menudo, este ritual es sorteado por los alumnos, que demuestran tener mucha prisa por sustituir los valores numéricos que proporciona el enunciado del problema, lo que les lleva a veces a larguísimas operaciones con la calculadora, y a la imposibilidad de revisar rápidamente la corrección de un resultado parcial o final.
Del mismo modo, durante la preparación de los exámenes, es bastante extendida la práctica de «resolución mental» de los problemas, dejando siempre para un momento que nunca llega la conclusión de la resolución. No debe olvidarse que, en muchos casos, el interés de ciertos problemas no es más que la familiarización con los órdenes de magnitud de ciertas variables habituales, como concentraciones atómicas, densidades, módulos y resistencias mecánicas, resistividades eléctricas, etc.
Por ello, la mencionada práctica de resolución mental debe considerarse bastante perniciosa y desaconsejable. Finalmente, aunque hemos sido cuidadosos y hemos dedicado un buen número de horas a la caza de errores, estamos completamente seguros que debe haberse deslizado una legión de erratas.
¿Qué piensas de este libro?
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