Descripción
Cuanto más profundamente penetra la mente del hombre en los misterios de la vida, más sana, fructífera y larga se va haciendo la existencia de los seres humanos. Por eso, el problema de la esencia de la vida, el conocimiento de la organización de la materia viva, tiene una evidente e insuperable fascinación para toda la Humanidad.
No obstante, este conocimiento es imposible conseguirlo desligado de la solución del problema del origen de la vida, ya que, para descubrir la naturaleza de la vida, no sólo es necesario, dentro de lo posible, el estudio total de todos los procesos y estructuras básicos de la misma, sino comprender también por qué estos procesos y estructuras han surgido precisamente de esta forma y no de otra distinta.
Los teólogos y los filósofos idealistas $finalistas, holistas, organicistas, etc.$ afirman que el origen de la vida ha sido resultado de la acción creadora de un principio espiritual, del «supremo intelecto», o de Dios. Esta acción creadora preveía un determinado plan de aparición y desarrollo de los seres vivos, dirigido a un objetivo final único $G. Blondino, 1969$.
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