Descripción
Todavía hoy es habitual definir al hombre como “animal racional”. Según esa descripción tradicional, lo que nos distinguiría de los animales superiores no sería lo genérico $lo animal$, sino la diferencia específica $lo racional$.
De acuerdo con este aserto clásico, habría que buscar y dar razón de multitud de afinidades entre el hombre y los animales a nivel corpóreo, mientras que la diversidad radical entre ambos descansaría -aunque solo para algunos, pues otros también la ponen en duda- en el elemento inmaterial, pues es tradicionalmente aceptado que lo racional $la inteligencia y la voluntad$ carece de soporte orgánico. No vamos a defender en este trabajo esa tesis clásica ni tampoco a cuestionar las modernas, pues el tema que nos ocupa ahora no es la razón o el espíritu humano, sino exclusivamente las funciones vegetativas de su corporeidad
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