Descripción
La modestia, la falta de orgullo, que conviene al estudio verdaderamente cietífico de su propia persona o de su propia especie, ha penetrado lentamente en el espíritu humano. Habiendo hecho sus dioses a su imagen, el hombre ha tenido siempre tendencia a volver hacia sí esta proposición y a creerse de esencia casi divina, Se ha considerado, de hace tiempo, como muy superior al resto de la creación y muy diferente a los otros seres.
El cuerpo humano era sagrado, y sagrado seguía después de la muerte. Esto retrasó mucho tiempo el progreso de los conocimientos anatómicos. Poco a poco, las necesidades de la Medicina o de la Cirugia llevaron a algunos espíritus atrevidos a interrogar el cadáver.
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